Siendo nietos del trabajador más antiguo de Cruzcampo no es descabellado afirmar que nacieron con cerveza en las venas. Hablamos de los hermanos Gutiérrez, que desde muy temprano soñaban con traer a Sevilla algo entonces tan desconocido como el movimiento craftbeer. Sabedores del desafío que suponía, se lanzaron a la piscina y comenzaron a elaborar cerveza. Y nació Albero. En un garaje, como Apple, Google o Amazon.
En 2013, Sevilla, siendo una plaza muy asentada en lo que a cerveza se refiere, no tenía apenas cultura de cerveza artesana, y el lanzamiento de Albero se presentaba como un gran desafío. Pero no pasó mucho tiempo hasta que la ciudad reconoció su esfuerzo y dedicación. ¿El secreto? Una receta de gran calidad y fácil de beber.