VINOBLE será el escenario de esta singular degustación de cuatro únicas añadas de Fondillón procedentes de las reservas históricas, propiedad de MGWines
La cata estará dirigida por Raúl Pérez, enólogo que lidera el proyecto Fondillón junto a Rafael Poveda, máximo experto de este vino a nivel internacional. Experiencia unica

Cuatro añadas únicas de Fondillón, procedentes de las reservas históricas más escasas y apreciadas de las bodegas del Grupo MGWines, se embotellarán
expresamente para ser degustados en VINOBLE, en una cata organizada en exclusiva para treinta privilegiados amantes del vino. Así, el próximo 4 de junio, estas cuatro joyas enológicas remontarán a los asistentes a unos tiempos en los que el Fondillón se consideraba el toque de lujo en las mesas de
grandes personajes de la historia como el Zar de Rusia, el rey Luis XIV, el gran compositor Chopin o, incluso, el renombrado escritor Alejandro Dumas.

La cata estará dirigida por Raúl Pérez, enólogo que lidera enológicamente el proyecto quien desgranará los detalles organolépticos más técnicos de estos cuatro vinos únicos. “La grandeza del Fondillón y su sabiduría son infinitas, es un paciente observador que ha estado ahí durante años, testigo mudo de nuestra historia hasta que lo dejas hablar y te deslumbra en la copa”, comenta Pérez. Contará además con la presencia del mayor estudioso del Fondillón en el mundo, y embajador del Fondillón MGWines, Rafael Poveda, quien dará los detalles más íntimos y desconocidos de este singular vino.

Esta cata será, además, el broche perfecto a la presentación en VINOBLE del grupo bodeguero MGWines y su proyecto de recuperación del Fondillón, liderado personalmente por su presidente, Luis Miñano San Valero. Durante mucho tiempo el Fondillón fue considerado un “dinosaurio de la enología” que estuvo a punto de desaparecer. Fue Salvador Poveda quien en los años 40 evitó que ocurriera gracias a su tesón y empeño. En 2015 en una apuesta por devolverle el esplendor que se merece, MGWines adquirió las reservas de este vino único conservadas hasta entonces en las bodegas familiares del enólogo monovero. “Degustar estos vinos es como realizar un viaje al pasado, paladear el paso del tiempo, de ese que pasa lentamente, año a año durante más de cien años en
barrica”, asegura Miñano.

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