El brunch es un neologismo a partir de la unión de breakfast (desayuno) y lunch (almuerzo) .Consiste en una comida realizada por la mañana entre el desayuno y el almuerzo. Es una costumbre típica de los países anglosajones, que en Estados Unidos fue introducida por los británicos en 1896. Esta tradición llegó a España hace algún tiempo y en la actualidad establecimientos de hostelería ofrecen a sus clientes esta cómoda posibilidad de realizar una comida ligera entre las 10 y las 14 horas. Resulta ideal para aquellos fines de semana en los que te levantas tarde y no sabes si desayunar o sentarme a la mesa para comer.

En Zaragoza son muy pocos los establecimientos que ofrecen este servicio. Hoy quiero hablaros de La Clandestina Café-calle San Andrés 9- esquina con San Jorge. Fernando Solanilla en sala y Susana Casanova en los fogones son dos jóvenes emprendedores que junto con un joven equipo, desean ofrecer propuestas diferentes en su coqueto establecimiento. Comprometidos con los productos del entorno próximo (Km 0) buscan los mejores elaboradores consiguiendo que su local sea un referente de productos aragoneses de primera calidad.
Una de esas nuevas propuestas gastronómicas consiste en ofrecer un brunch todos los fines de semana y festivos donde incluyen: café o té (Criollo Platinum), un zumo natural de naranja recién exprimido con un poquito de lima, zanahoria y menta fresca. Para acompañar nada mejor que una tostada de pan especial y muy crujiente de una panadería zaragozana de la que tendremos que hablar en breve porque su trabajo y dedicación merecen la pena . Se llama Masa Madre -calle Arzobispo Domenech esquina con La Gasca-. Esta tostada de un pan denominado Tritordeum, se ofrece acompañada por una mantequilla elaborada en Sieso (Huesca ) y con una oferta de mermeladas. Servidor optó por la de naranja amarga firmada por Bubud. Y para concluir la parte dulce, de la misma quesería oscense sale a la mesa un yogurt natural con un cobertura de avena garrapiñada, gloria bendita .
El plato principal salado de este homenaje gastronómico/saludable es el chancho viajero (cerdo en aragonés)): un panecillo de mantequilla con beicon cocinado a baja temperatura, cebolla, lechuga y una salsa especial secreto de la casa. Fernando me recomendó añadir unas gotas de lima para enriquecer los matices del bocado. Fue una idea excelente. Mi acompañante, la bloguera Carmen Lardiés –Canon de Kalón-, optó por los huevos trufados Clandestina, servidos en una pequeña sartén con fondo de patatas de la variedad Agria cocinadas en tres texturas y acompañados con una lascas de jamón ibérico crujiente. Una copa de cava y una soberbia porción de tarta de zanahoria pusieron el punto final a este brunch festivo. Su precio es de 15 euros. El trato muy correcto y el ambiente agradable. Dispone de Wifi y prensa para clientes.