El pasado 5 de septiembre, el Centro de Innovación Gastronómica de Aragón (CIGA), en el Parque Tecnológico Walqa de Huesca, acogió una jornada monográfica dedicada al Cebollón de Torres de Alcanadre, una variedad emblemática de la huerta aragonesa prácticamente desaparecida y ahora recuperada.
Cebollón de Torres de Alcanadre: historia y memoria
El acto fue inaugurado por Anabel Costas, directora del CIGA, y por Saúl Pérez, alcalde de Torres de Alcanadre y presidente de la Comarca del Somontano. Sus palabras, cargadas de emoción, recordaron los tiempos en los que los hortelanos llevaban en carros el cebollón hasta la estación del Tormillo.
El director gastronómico del CIGA, Ismael Ferrer, recordó la importancia cultural y literaria de la cebolla, citando a Cervantes y Neruda, y puso en valor la diversidad de semillas como garantía de futuro. Con apoyo bibliográfico, explicó cómo el Cebollón de Torres fue en su día una referencia de calidad que incluso atraía a agricultores de pueblos vecinos.

La ciencia y la recuperación del cebollón
La investigadora Cristina Mallor, del CITA, detalló la conservación de semillas en el Banco de Germoplasma Hortícola y el proyecto de recuperación iniciado en 2025. Tres ecotipos —marrón, blanco y morado— han sido cultivados tanto en parcelas experimentales como en huertas locales, con el apoyo de hortelanos comprometidos como Antonio Ramón Puértolas, David Ferrer y Julián Samitier.
La jornada mostró fotografías del cultivo y una exposición de los tres ecotipos, además de una cata en la que se valoró su dulzor, jugosidad y textura crujiente. Los resultados confirmaron su gran potencial gastronómico y de mercado.
Un tesoro con futuro
El encuentro reunió a vecinos, investigadores y gastrónomos, que compartieron vivencias y esperanzas en torno al Cebollón de Torres de Alcanadre. Como colofón, Ismael Ferrer preparó el tradicional apañijo, ensalada aragonesa con cebolla, tomate y aceituna negra, que se convirtió en símbolo de un renacer lleno de sabor.
El Cebollón de Torres de Alcanadre se confirma como un producto singular, con raíces profundas y un futuro prometedor si cuenta con el respaldo institucional y social que merece.
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¿Sabías que el Cebollón de Torres de Alcanadre se cultivaba en “La Cuadrada”, una pedanía donde los semilleros eran tan apreciados que se arrendaban huertas a vecinos de otros pueblos? Una prueba del prestigio que tuvo este producto en su época dorada.






