Han pasado las fechas navideñas donde la sidra tiene sus incondicionales como es mi caso. El Gaitero me acompaña durante todo el año, sobre todo en esos sábados de paella y pollo asado. Fresquita está de muerte.

GAITERO Etiqueta Negra

En casa de mi abuela no se tomaba otra cosa que la sidra propiedad de los señores Valle, Ballina y Fernández elaborada en Villaviciosa, Asturias.La firma mas que centenaria acaba de presentar a medios especializados dos nuevas referencias desconocidas por esto pagos. Se trata de una apuesta totalmente diferente al resto de la gama ya que Etiqueta Negra es una sidra espumosa seca y ha sido ideada para acompañar las comidas de principio a fin; por lo tanto, es perfecta para aquellos que prefieren decantarse por una única bebida ideal desde el aperitivo hasta los postres.

De color amarillo dorado brillante, con una burbuja muy bien integrada, en nariz se perciben las notas a fruta madura –con toques de compota- mientras que en boca destaca un final dulce y redondo. Resulta muy equilibrada, con el nivel justo de acidez y una rica variedad de matices que incitan a degustarla de forma relajada.

Armonía perfecta para pescados, mariscos, patés o carnes blancas, está elaborada con manzanas asturianas muy aromáticas que se cosechan en su momento óptimo de madurez y se someten a una maceración en frío previa al prensado para obtener un mosto más rico en aroma y sabor.

La sidra natural obtenida se filtra y se carbonata dando como resultado este producto tan especial que tiene el inmenso poder de potenciar los sabores a los que acompaña, y es un verdadero placer paladearla despacio, apreciando cada nota que ofrece. Su exquisito garbo la convierte en una opción perfecta para poner un toque de originalidad en las mesas navideñas.

Sin duda, una sidra que no hay que perder de vista porque la bodega está trabajando en este producto y el año que viene promete sorpresas.

¿Y para el aperitivo y el postre? Sidra de Hielo 1898, la última en incorporarse

Su nombre nos traslada al corazón de El Gaitero, a su emblemática bodega, que se terminó de construir precisamente en 1898. No es casualidad, ya que esta sidra de hielo encarna a la perfección los valores del Grupo: una mezcla magistral de innovación y tradición, fruto de una pasión y un cuidado extremo en cada paso del proceso.

Las manzanas con las que se elabora se recolectan de sus pomaradas en óptimo estado de madurez y se congelan. Una vez congeladas, se prensan para obtener un mosto muy rico en azúcares -con un rendimiento del 12%-. Este mosto fermenta con levaduras seleccionadas de la bodega del grupo y madura durante tres meses. Finalmente se filtra y se embotella.

El resultado es una sidra inolvidable, que sorprende desde el primer vistazo con su color amarillo dorado, sus brillantes reflejos y su lágrima gruesa y persistente. En nariz presenta aromas varietales de manzana verde y madura sobre frutas blancas -melocotón y ciruela-. Con el paso del tiempo se puede apreciar un aroma a flores blancas.

En boca muestra un gran volumen y resulta cálida y voluptuosa. La entrada es dulce debido a su alto contenido en azúcar residual, y pronto da paso a una potente y mantenida acidez muy refrescante. El centro de la boca es eminentemente frutal, con intensas notas cítricas (limón, mandarina…); mientras que el final es infinitamente largo y de gran persistencia frutal.

Su intensa dulzura armoniza a la perfección con aperitivos como quesos grasos o maduros, foie de pato u oca y también con postres poco dulces en los que predomine la fruta.

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