Patrimonio gótico bajo luces: el pórtico de Santa María
Santa María de los Reyes: luz y piedra gótica
Uno de los grandes atractivos de Laguardia en mayo es visitar este pórtico policromado del siglo XIV, que cobra vida con el espectáculo de luz proyectado en su piedra tallada. Una experiencia artística y patrimonial imprescindible.
Torre Abacial: historia en vertical
Situada junto a las murallas, esta torre-campanario románica del siglo XII cuenta con detalles medievales únicos. Desde lo alto, la vista sobre los viñedos en primavera es simplemente inolvidable.

Un tesoro hidráulico de 2.100 años
Los planes en Laguardia en mayo también pasan por conocer su legado más remoto. Este estanque, uno de los mayores depósitos de la Edad del Hierro en Europa, se conserva junto a un centro de interpretación ideal para visitas en familia.
Bodega El Fabulista: cuentos, vino y pasión
A siete metros bajo el Palacio Samaniego, esta bodega tradicional ofrece una visita teatralizada que mezcla enología, erotismo y las fábulas de Samaniego, nativo de Laguardia. Ideal para un sábado de risas y buen vino.

Villa-Lucía: el vino con los cinco sentidos
Este espacio único permite oler, tocar, ver y saborear la cultura del vino con tecnologías 4D, estaciones táctiles y una película multipremiada. Todo accesible, familiar y emocionante.
Cocina con alma en el Asador Vintage
Platos tradicionales reinterpretados como las pochas a la riojana, carpaccio de novilla o chuletillas al sarmiento te esperan en Villa-Lucía. Un restaurante con alma, producto de cercanía y maridaje perfecto.
Más información en: Oficina de Turismo de Laguardia
Bajo las calles de Laguardia hay más de 300 cuevas-bodega conectadas entre sí. Muchas casas están construidas sobre estas galerías subterráneas: un laberinto de historia, vino y secretos.
Y si aún dudas si merece la pena viajar en mayo, piensa en el contraste entre el frescor de la piedra medieval y el verdor joven de los viñedos, en los aromas a vino recién trasegado y en la calma de una villa que invita a caminar sin prisa. Laguardia, en este mes luminoso, ofrece no solo patrimonio, enología y gastronomía: ofrece una experiencia vital que se guarda en la memoria como un buen vino en barrica.