Un sello con sabor a historia
Correos ha rendido homenaje a uno de los platos más queridos de la cocina aragonesa: el Pollo al Chilindrón. Esta receta ha sido elegida para representar a Aragón dentro de la serie filatélica “Gastronomía: España en 19 platos”, una iniciativa impulsada por la Real Academia de Gastronomía y Correos para destacar la diversidad culinaria del país.
Un guiso que resume una tierra
El sello se presentará en Huesca a finales de mayo, con la presencia de autoridades locales y la directora de Filatelia de Correos, Nuria Lera Hervás. La imagen del sello muestra los ingredientes esenciales del Pollo al Chilindrón: cebolla, ajo, tomate y pimiento rojo, cocinados con paciencia, como dicta la tradición.
Un plato humilde y sabroso
El Pollo al Chilindrón se cocina en Aragón, Navarra y La Rioja, pero fue en Huesca donde cuajó como receta tradicional. Sencillo, de corral y huerta, exige tiempo, calma y producto local. Su origen no es milenario: tomates y pimientos llegaron de América, y su incorporación a la receta nos habla de la evolución de la cocina popular
Una receta ilustrada con maestría
La versión que aparece en el sello ha sido elaborada por Carmelo Bosque, chef del restaurante Lillas Pastia la fotografia ha sido realizada por Miguel Angel Vicente Val . La imagen forma parte del “Libro de Oro de la Cocina Aragonesa”, obra de Cristina Arguilé, Juan Barbacil, Miguel Ángel Vicente y Cristina Martínez.
El sello se puede adquirir en oficinas de Correos, en la web de Correos Market, o a través del Servicio Filatélico.
Gastronomía que deja huella
Este reconocimiento no solo engrandece al Pollo al Chilindrón, sino que visibiliza la identidad gastronómica aragonesa ante el mundo. Convertir un plato tradicional en motivo filatélico es una forma creativa de transmitir cultura, historia y territorio. Los sellos de la colección no son simples piezas de coleccionismo: son embajadores en miniatura que viajan por el mundo llevando consigo el alma de cada región. En este caso, Aragón queda representado con autenticidad y sabor. La filatelia se convierte así en una herramienta inesperada para el turismo gastronómico, despertando la curiosidad de quienes quieren conocer la tierra a través de sus fogones.