Dulzura con historia
Este 2 de abril, el salón de recepciones del Ayuntamiento de Zaragoza acogió una nueva edición de los Premios Lanzón. Una tradición que nació en 1984 y que, año tras año, rinde homenaje a quienes contribuyen a construir una Zaragoza más dulce, solidaria y memorable.
Este año, el premio principal fue entregado al servicio 112 Aragón por su labor impecable durante situaciones de emergencia como la reciente DANA en Valencia. Su capacidad de coordinación y ayuda ciudadana mereció el reconocimiento público y pastelero.

Un legado con azúcar y corazón
La Asociación también reconoció a Antonio Alejos, tercera generación al frente de Pastelería Alejos, que en 2025 cumple 100 años. Su dedicación al oficio, sus recetas históricas —como las Frutas de Aragón— y su reciente distinción de “Solete con Solera” por la Guía Repsol, lo convierten en un referente indiscutible de la pastelería aragonesa.
Maestros que no se olvidan
La ceremonia también sirvió para homenajear a tres históricos del gremio: Germán Gracia (Pastelería Edelweiss), Alfonso del Río (Pastelería Granja del Río) y Ramón Sorroche, todos jubilados recientemente, pero activos en la memoria colectiva de los dulces zaragozanos.

Pastel con raíces
El Lanzón, postre que da nombre al premio, nació en vísperas de San Jorge en 1982. Desde entonces, su forma de bastón y su relleno clásico se han convertido en símbolo de unión, cariño y celebración.Zaragoza con sabor propio
Los Premios Lanzón Zaragoza no solo reconocen trayectorias ejemplares, también reafirman el vínculo entre los ciudadanos y su tradición repostera. Es una forma de decir que la cultura también se come, y que cada pastel, cada horno y cada historia compartida forman parte del alma de la ciudad. Porque en Zaragoza, la dulzura tiene memoria.
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¿Sabías que el postre Lanzón solo se elabora en Zaragoza y solo en abril? Su venta financia parte de la actividad de la asociación, y es, literalmente, un dulce con causa.